lunes, 25 de octubre de 2010 Hacia ningun lugar... ( Parte I)




Las noches tranquilas que el solía recordar, en las cuales dormía sin preocupación alguna y sin que pesadillas se a galoparan en su cabeza, no es una realidad ya. Sus noches se tornan especialmente extrañas, sueños eróticos, misteriosos, heréticos, fantásticos, que no tienen expoliación o por el momento no les encuentra algún significado real o correlación alguna si es que en algún caso, algo le quieran decir.



Caminando por la ciudad una tarde nublada en la cual parece que en cualquier momento se desatara la tormenta, en el cielo se pintan espesas nubes que parecen algodón de azúcar hecho de carbón en polvo, los rayos como patas de arañas recién pisadas se pintan en el cielo haciendo un poco mas tétrica la tarde de lo que realmente es,los altos edificios con entrañas de hierro y concreto escupen gente que ya no quiere sentirse esclavizada por la rutina, pero de pronto estos gigantes empiezan a transformarse a mutar poco a poco en arboles gigantes, el mientras tanto sale regurgitado como muchos otros lo habían hecho antes de uno de estos titanes caminando con paso lento, con semblante aletargado pero satisfecho, lentamente sus ojos se aclimatan a la luz de la intemperie y contempla con absoluta atención como la tarde se había convertido a una tarde sacada de un libro de Poe. Como amaba ese tipo de tardes, siempre tuvo gustos un poco diferentes a lo que la gente llama "normal", era su tarde ideal salvo por un par de detalles que no vienen al caso remarcar. Con paso lento pero confiado empezó a caminar y enfilo hacia la calle principal a disfrutar de un cigarrillo, mientras toda la gente empezaba a buscar refugio para no mojarse con las gotas de lluvia que empezarían a caer antes que el encendiera la cerilla que tenia guardada en la bolsa de su saco. No sin antes llegar a la calle principal, claro esta. Saco de su bolsillo un cigarrillo, y lo encendió mientras recibía las primeras lágrimas de lluvia, un fuerte escalofrío casi erótico traspaso todo su espinazo y lo reconforto, mientras toda la gente corría para esconderse de la lluvia, en menos de un minuto la tormenta fue desatada, pero el, se mantenía parado donde encendió el cigarrillo y mientras le daba otra calada poco a poco las gotas de lluvia empezaron a empaparlo, mientras mas empapado el mas a gusto se sentía. A la cuarta calada del cigarrillo siguió su trayecto hacia ningún lugar di frutando de su tarde casi perfecta, todos lo miraban caminar como si fuera un día soleado, era raro verlo, era el único que no huía de la lluvia, seguramente pensaron que era algún tipo de loco, ya que mientras flotaba por la acera se dibujaba una sonrisa con un pequeñisimo aire maligno en su rostro, y mientras el frió ganaba poco a poco terreno, se encontró llegando a algún lugar...



*Por el momento me despido desde las cenizas de Le Rue Royale

atte.


Conde


Post Scriptum

"Yo siempre he sido mi propio maestro y debo confesar que también he sido mi alumno preferido." Anne Rice